Cuando el tren llegó, cuando el tren se detuvo

Mi relación con estas arquitecturas efímeras me generan sentimientos encontrados, la complacencia de observar la belleza que emana de ellas, de su historia, la tristeza intrínseca que genera el abandono de la sociedad resignada, la nostalgia y sobre todo, el coraje de pertenecer a un territorio que ha perdido demasiados trenes.

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